El árnica bloquea la acción de las citoquinas -que provocan la reacción inflamatoria- e inhiben la migración de los leucocitos polimorfonucleares -células inmunitarias- de la zona afectada. No debe ingerirse nunca.
Propiedades: analgésica, antiinflarnatoria, antiséptica, cicatrizante, vulneraria.
Cuándo conviene: para reducir de forma puntual el dolor por traumatismo o luxación, por inflamación de los tendones o bolsas sinoviales (bursitis), o por inflamación articular en osteoartritis y artritis reumatoide. En neuralgias, lumbalgias y contracturas, un masaje con árnica puede ofrecer un gran alivio.
Partes usadas: los capítulos florales, al florecer, y en menor medida el rizoma.
Cómo se toma: lo más usual es aplicarla en crema o pomada sobre el área dolorida e inflamada, dos o tres veces al día. Se puede masajear la zona afectada con una infusión de árnica combinada con ulmaria y manzanilla, o aplicar la planta fresca -capítulos florales o raíces machadas- en forma de emplastos. Se encuentra también en extracto líquido y tintura.
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